A veces, no sé,
las locuras son de cabecera
que te hacen voltear
de escuchar pasos que se acercan.
A veces no hay más
que en la alfombra un segundo roído.
A veces no hay más
que el insomnio quedando dormido.
A veces estás y yo estoy perdido en mi…
A veces, no sé,
la ventana es la ultima frontera
para liberar
la cenizas, de alguna manera.
A veces no hay más
que el silencio buscando un sonido.
A veces no hay más
que a la sombra un crepúsculo herido.
A veces no estas y yo estoy prendido de ti…
A veces el sol oscurece,
se pierde, se vuelve tan gris y no sale, a veces.
A veces el mar es el cielo: un oleaje profundo,
no llueve en mi garganta seca,
silenciosa dice que no estoy.
A veces me pierdo y pierdo el color,
a veces cambiando voy de dirección,
a veces estoy despierto
y no estoy despierto y estoy soñado,
me duele el cuerpo, el alma a veces.
La tierra me pesa me hunde me cansa,
penetra en mi cuerpo: mi tibia esperanza.
No hay mas que decir.
Cuando todo se acaba algo se enciende y vuelve a comenzar
y estoy atento, si estoy,
si estoy vacío de mi,
si estoy tan lleno de eso: a veces.
A veces, no sé,
las locuras son de cabecera
que te hacen voltear
de escuchar pasos que se alejan.
A veces no hay más
que en la alfombra un segundo roído.
A veces no hay más
que el insomnio quedando dormido.
A veces estás y yo estoy prohibido de ti, de mi, prohibido.
12 noviembre 2004
eselepe. 11:30 am
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